10 tips para enamorar a tu Señor Darcy Darcy - By Miss Elizabeth Bennet

MANUAL DE SEDUCCIÓN

By Lizzie Bennet

Mis estimadas lectoras, ¿cómo están?

Hoy estuve revisando los posts más antiguos del blog y encontré varios que habían quedado en el olvido. He decidido darles una nueva oportunidad y volverlos a publicar. Este es uno de mis favoritos: lo escribí allá por 2016 y aún me sigue emocionando. ¡Espero que a ustedes también les guste!

Un poco de contexto (y alguna divagación) antes de la lección:

Muy pocas heroínas me han marcado tanto como Elizabeth Bennet. Con ella empecé a soñar con bailes, duques y muselina (mucha muselina). Fue gracias a Lizzie que me adentré en la literatura romántica ambientada en la Regencia —el llamado romance histórico—; antes no conocía nada de este género y Orgullo y prejuicio fue mi primera incursión.

Conocía la película, pero en aquel entonces no me impresionó: tenía otros intereses. Un día, navegando por las vastas y profundas aguas de Internet, vi un ranking que situaba a esta novela entre las 100 mejores de todos los tiempos. Me propuse leer al menos 20 de esos títulos y, al repasar las sinopsis, Orgullo y prejuicio captó mi atención.

Hasta ese momento estaba más enfocada en Young Adult y New Adult, lecturas que ocuparon mis días hace más de diez años. Quería probar algo distinto, aunque fuera un riesgo. Dicen que no esperar nada de algo es el primer paso para ser sorprendido, y así fue: Jane Austen, con su estilo ingenioso, no me defraudó. Orgullo y prejuicio me enamoró.

Recuerdo que la primera frase me sacó una sonrisa. El capítulo inicial, donde nos presentan a la familia Bennet —el padre indulgente; la madre chismosa y algo atolondrada; la dulzura de Jane; la pedante Mary; la caprichosa Lydia y el ingenio de Lizzie (bueno, y Kitty, aunque es quizás el personaje más flojo)—, encandiló mis ojos de lectora. Fue apenas un abrebocas de lo que vendría después.

Para mí, la ágil, franca e irónica prosa de Jane Austen solo tiene parangón con su personaje más icónico: la incomparable Elizabeth Bennet. Desde que la conocí, me identifiqué con ella. Reí con sus ocurrencias, suspiré con sus emociones. Lizzie lleva sobre sus hombros toda la gracia y el encanto que definen a Austen.

Aunque cada personaje de la novela aporta algo único —y ninguno resulta insustancial—, Lizzie destaca por su inteligencia, su rapidez mental, la naturalidad de su carácter y la indolencia que muestra ante las críticas. Su cortes desprecio, su compasión y la firmeza de sus convicciones la convierten en una heroína para la posteridad.

Pero no estoy aquí para alabar a Elizabeth Bennet. Este post busca más bien extraer las tácticas que esta joven utilizó para enamorar a uno de los lords más difíciles de impresionar de la literatura universal: el señor Fitzwilliam Darcy.

Un aristócrata al que muchos juzgaron por obstinado, vanidoso y orgulloso —sobre todo Lizzie—, pero que en el fondo era un hombre taciturno e introvertido, propenso a enamorarse a escondidas de su encantadora contraparte.

Suena increíble, pero es cierto: nuestra heroína fue una coqueta consciente del poderoso efecto de su mirada sobre el señor Darcy. Su coquetería era sutil y grácil, pero terriblemente efectiva.

Este tipo de flirteo, tan común en las novelas románticas de la época y en muchos títulos históricos modernos, no es el coqueteo vulgar al que estamos acostumbradas hoy, sino un arte discreto. Jane Austen lo describe con precisión: basta leer con atención las señales para entenderlo.

¿Recuerdan esa escena en el baile cuando Sir Lucas insta a Darcy a invitar a Lizzie? Austen señala que ella “se negó y se alejó mirando con coquetería”. Ese pequeño gesto lo dejó pensando en ella toda la noche.

Fragmento: Capitulo 6
–Usted es excelente en el baile, señorita Elizabeth, y es muy cruel por su parte negarme la satisfacción de verla; y aunque a este caballero no le guste este entretenimiento, estoy seguro de que no tendría inconveniente en complacernos durante media hora.––El señor Darcy es muy educado ––dijo Elizabeth sonriendo.––Lo es, en efecto; pero considerando lo que le induce, querida Elizabeth, no podemos dudar de su cortesía; porque, ¿Quién podría rechazar una pareja tan encantadora? Elizabeth  les miró con coquetería y se retiró.

 

Su resistencia no le había perjudicado nada a los ojos del caballero (Darcy), que estaba pensando en ella con satisfacción cuando fue abordado por la señorita Bingley.

Aunque fueron pequeños y casi imperceptibles los momentos, en el cómputo global el resultado fue positivo, releyendo la novela tome unos pocos de esos momentos y hoy se los presento. 

Como seducir a un Lord en diez sencillos pasos By Miss Elizabeth Bennet:

1.       Ríete de las cosas ridículas. Y si lo consideras ridículo, ríete de el también.

2.       Mantente tranquila en los momentos que él te mire para criticarte; actúa con absoluta naturalidad y nunca te dejes intimidar.

3.       Cuando te invite a bailar después de haberte despreciado, niega y retírate con coquetería; eso lo dejara pensando en ti con satisfacción

4.       Las caminatas en día lluvioso te darán un aspecto horrible en la ropa, pero un brillo especial a tus ojos  que él sin duda notará.

5.       Que uno de tus placeres sea la lectura.

6.       Critícalo, siempre critícalo, eso lo dejara pensando en ti.

7.       Cuando bailen por primera vez incítalo a conversar, no podrá negarse. Aunque no se le de muy bien conversar entre extraños.

8.       Puedes flirtear un poco con su primo, para darle celos.

9.       Cuando te ofrezca matrimonio de manera pomposa y orgullosa, niégate y muestra más presunción que él, y aprovecha para tirarle sus defectos en la cara. Eso lo obligará a abrirse a ti. 

10.   Cuando se vuelvan a encontrar agradécele por todo lo que desinteresadamente ha hecho por tu familia, muéstrate avergonzada por tu comportamiento de antaño y eventualmente obtendrás otra propuesta, la cual te sugiero no deseches. 

Celébralo Dama.  Conquistaste a Mr Darcy.

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